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domingo, 19 de diciembre de 2010

Premio Galguero. Antonio Pérez Henares.

Los galgueros me han dado un premio. Tengo que ir a recogerlo el próximo día 7 a un pueblo de Toledo donde se celebrará la final del campeonato de España de Caza con Galgo. Agradezco mucho esta deferencia y lo hago de corazón por tratarse de quien se trata. Unas gentes que se han visto acosadas y maltratadas en innumerables ocasiones y a quienes se ha puesto en la picota sin posibilidad de defensa. Esta columna, y lo digo con orgullo, ha sido uno de los pocos espacios que ha salido al corte de muchas exageraciones y mentiras. Por unos casos aislados de algunos canallas, que lo son y merecen el más duro castigo, se han visto satanizados miles de personas que practican su humilde afición y quieren y tratan lo mejor que pueden a sus animales.


Ellos son en realidad las víctimas. El año pasado, los robos de galgo, como todos los años, fueron una verdadera plaga, que les obliga a guardar a sus animales en auténticos búnkers para intentar evitar los continuos asaltos que sufre. Es tal el latrocinio que el año pasado, a la vuelta del campeonato, una galga que había quedado subcampeona fue robada a su dueño cuando paró en una gasolinera para repostar. Hasta ahí llega y está llegando la historia.
Pero de esos robos y de esos ladrones, cuyas víctimas son los galgueros, no quiere hablarse. Son muchas veces esos ladrones organizados quienes son los responsables luego de abandonos y maltratos que caen encima como sambenito añadido a todo el colectivo. No falta ni una baronesa, con título no reconocido pero a la que todos tratan con genuflexión por su dinero conseguido a través del consabido matrimonio con un «pobre» que se dedica a hacerse fotos a base de insultar a estas gentes de campo, sencillas y humildes a quienes les gustan los galgos y cazar con ellos liebres. La baronesa y sus amigos del talibanismo ecologista las prefieren en la mesa.

viernes, 12 de marzo de 2010

En memoria de Miguel Delibes.

Hoy ha fallecido el escritor vallisoletano Miguel Delibes. En su memoria, rescatamos el artículo que escribió sobre la caza con galgos.


La caza con galgos, por Miguel Delibes.

"La caza de liebre con galgos es, con la caza de altanería, la única caza activa que no precisa el concurso de armas de fuego. Ambas son cazas incruentas en las que, antes que los recursos del hombre, se someten a prueba los de dos animales: el predador y su presunta víctima. De aquí el carácter natural del duelo «la vida de la Naturaleza se rige por estas normas» y la belleza del lance. De ordinario, el hombre, cuando caza, se sirve de ardides que merman o inutilizan las defensas de la pieza, pero en la caza con galgos únicamente actúa de espectador. Aquí, como en la altanería, lo que se enfrenta es un animal a otro, un instinto ofensivo a otro defensivo. Lo propio de la liebre es correr. La constitución del galgo le impulsa, asimismo a la carrera. La espectacularidad de la pugna deriva entonces de la serie de estratagemas que ambos ponen en juego, el uno para prender, la otra para evitar ser prendida. El galgo es animal desmañado, bobalicón, no sabe por donde le da el aire. Por sí solo es incapaz de detectar la liebre; es el lebrero quien, desde lo alto de su estatura o desde una caballería, la descubre en la cama y se la canta. De esta forma, el atractivo del lance empieza y termina con la carrera. En términos generales, puede afirmarse que la resistencia física del perro es mayor, por lo que en una carrera sin accidentes terminaría por hacerse con la presa. La liebre, no obstante, es más ágil y avisada, y en plena fuga busca con la mirada el obstáculo donde pueda dar al can el esquinazo. Por eso el galgo desea espacio por delante y la liebre, perdederos. Esto no es óbice para que, en ocasiones un matacán resistente acabe reventando a un lebrel de raza (yo lo he visto con mis propios ojos) o un galgo ingenioso y rápido enganchando a la liebre en plena espesura. Este duelo, bello en sí, resulta aún más vistoso por los recursos imprevisibles que ambos protagonistas pueden habilitar en cualquier momento.
Pero ahora parece que la presión de las escopetas, al menos en ciertas zonas de la meseta alta, está reduciendo la población lebrera y los galgueros se lamentan de que apenas quedan terrenos para ejercitar su deporte favorito. Realmente la liebre tiene mal porvenir frente a la escopeta. En las vastas llanuras de campos, la liebre confía su defensa al mimetismo y la inmovilidad. La liebre encamada en un surco deja que el cazador pase sobre ella sin saltar. Pero esta actitud, que el animal pone en práctica repetidas veces, se quiebra un día bien porque el cazador la descubre, bien porque el perro coge su rastro y la levanta. Entonces, en el 99 por 100 de los casos, la liebre, animal de carrera lineal y mucho bulto, sucumbe irremisiblemente al disparo. Y si esto es así y las escopetas son más cada día es obvio que la especie va a pasarlo muy mal si las altas esferas no dictan alguna medida protectora. Pero ¿qué medidas de protección cabe dispensarle a la liebre a estas alturas? Hay una muy discreta y sencilla que deriva de lo que llevamos dicho, a saber: destinar unas hectáreas de cada coto a la caza con galgos, prohibiendo la entrada en ellas de la escopeta o reduciendo a la volatería »bajo sanciones dinetarias que duelan» la actividad de aquélla. En Castilla existen términos municipales en los que espontáneamente se han puesto de acuerdo lebreros y escopeteros para que ambas aficiones, como ahora se dice, cohabiten, esto es, donde la medida que propongo ya está vigente. Pero hay otros en los que la insaciabilidad de los escopeteros, y su mayor número, se imponen a las expectativas del cazador de lebrel. Y es precisamente en estas zonas donde la supervivencia de la liebre corre peligro. Imponer como obligatoria la medida apuntada no solo sería eficaz para conservar la liebre, sino para conservar uno de los procedimientos de caza más antiguos y deportivos «más celtibéricos», el único, con la altanería, en que el ardid o la escopeta no imponen su ley".



Interesante artículo recogido del diario ABC de fecha 23 de abril de 1989 , escrito por el miembro de la Real Academia Española don Miguel Delibes, buen conocedor de esta modalidad deportiva.

viernes, 27 de marzo de 2009

El galgo ese cazador nato.

Publicado ayer en ABC Toledo por José Ponos, quien habitualmente viene reconociendo a los galgos y a los galgueros y la línea que defendemos de que la mayoría de los maltratos son de perros robados y demuestra conocer el mundillo de la caza con galgos en campo. Olé por él.
"El galgo es un animal bello y estilizado que, dicen, procede de los tiempos de los faraones egipcios, y que goza de mucho ambiente en los espacios cazadores de las amplias rastrojeras de la España de interior. Suele ser cariñoso y pacífico, y tan sólo saca a relucir su instinto depredador cuando inicia la persecución tras la liebre que es principal objetivo de sus inquietudes cinegéticas.
En Toledo suman número, porque existe una sana afición hacia estos canes que se preparan para competir en las diferentes pruebas de la especialidad al aire libre. Criar un buen galgo, con opciones al título, cuesta muchos sinsabores y dinero, porque deben ser entrenados y alimentados adecuadamente para que por velocidad se alcen con la victoria, una vez que se sueltan de la traílla al ser descubierta la rabona en el limpio horizonte.
Los galgos de calidad también son protegidos por sus dueños, porque al mínimo descuido intervienen los amigos de lo ajeno y los roban, para uso y disfrute en aquellas fincas donde les apetece furtivear a la mínima de cambio. Y estos ladrones, una vez sacado el producto y la rentabilidad del perro en la captura de orejudas, pues los hacen desaparecer para no dejar huella de su paso por las manos de los malhechores.
El auténtico aficionado mima al perro que cría con las máximas atenciones, y como pasa a formar parte de la familia, difícilmente es cruel con él, aunque haya perdido velocidad y corazón para ganar títulos y competiciones. Se le suele destinar a la reproducción, donde se cotizan espléndidamente los cachorros de estos soberbios animales. Y si no hubiera destacado en el intento, pues se convierte en un compañero que ayuda a pasar momentos agradables con su cercanía.
Los que en una actitud hostil y vergonzante ahorcan a los galgos cuando ya no les interesa, suelen ser en la mayoría de los casos los mismos que les robaron en su día, para sacarles el máximo rendimiento en sus correrías de furtivos, y de ahí que no pueda considerarse por igual a todos aquellos aficionados que aman la belleza del galgo y al que suelen proteger hasta el fin de sus días, y tratar de compararlos con los «sinvergüenzas que no tienen corazón», según denuncia la baronesa Thyssen, Carmen Cervera.
La autoridad especializada conoce muy bien quienes practican la eliminación de los canes cuando ya no les sirven, pero es difícil pillarlos en el momento de ejecutar su muerte y reunir las pruebas suficientes para que sean puestos ante la justicia. Pero conviene destacar que mientras unos maltratan a los galgos, otros les cuidan, porque el perro de ojos tristes se deja querer sin pedir nada a cambio.
Volviendo la vista atrás, uno recuerda a un pintor suizo, Gamper Aroldo, que vivía en Toledo y que solía moverse por la geografía urbana embutido en una capa, teniendo como fiel compañero de correrías a una galga negra de nombre «Brujas»."

jueves, 26 de marzo de 2009

Galgueros contra el maltrato.

Así titula hoy el diario La Crónica de Guadalajara, en la que se reproduce íntegramente el comunicado de esta Federación que les hizimos llegar, en orden a aclarar el contenido de la comparecencia de la Baronesa Thyssen ante el Presidente manchego, José María Barreda.
También el La Tribuna de Albacete han publicado en la sección de opinión el comunicado como Carta abierta a Tita Cervera.
Enhorabuena a estos periódicos por dejar expresarnos a las dos partes.
En cuanto tenga noticia de otros medios que hayan publicado, os lo hago llegar.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El arte y los galgos.

Francisco de Goya. "La caza de la codorniz"1755.

Fijaros en el fondo del cuadro, donde se puede ver perfectamente tres galgos persiguiendo a una liebre, lo que parece el soltador y dos personas a caballo corriendo detrás de los perros.


Alucinante, no?? Iremos poniendo más expresiones artísticas relacionadas con el mundo del galgo. Si conocéis alguna obra, no tenéis más que decirlo y se irán colgando.




martes, 11 de noviembre de 2008

Identificación galgos Operación Harry.

TODO AQUEL FEDERADO QUE HAYA VISIONADO LOS VIDEOS Y FOTOS EXPUESTOS EN GALGOSMADRID, Y HAYA IDENTIFICADO ALGÚN PERRO DE SU PROPIEDAD, DEBERÁ DIRIGIRSE A LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GALGOS LLAMANDO AL TELÉFONO 913198262 EN HORARIO DE 8:00 A 15:00 HORAS DE LUNES A VIERNES.

SERÁ NECESARIO IDENTIFICARSE CON EL NOMBRE , APELLIDOS, D.N.I, Y TELÉFONO DE CONTACTO.

SE OS PEDIRÁ TAMBIÉN EL NÚMERO DE ANIMALES IDENTIFICADOS.

viernes, 7 de noviembre de 2008

La FEG se personará como acusación particular.

Copio la noticia aparecida ayer en la Agencia EFE.

Toledo.- La Federación Española de Galgos (FEG) se personará como acusación particular en el juicio contra los 30 imputados en las operaciones Harry y Clavijo contra el robo de galgos y expulsará a los federados que resulten condenados en el proceso judicial abierto.

Así lo ha anunciado hoy la FEG en un comunicado, en el que felicita a los titulares de los juzgados de instrucción de Toro (Zamora) y San Clemente (Cuenca) y a las comandancias de la Guardia Civil de Cuenca y Zamora "por su brillantísima actuación" en las operaciones Harry y Clavijo, respectivamente, a la par que se pone a su disposición para todo lo que precise.

En estas operaciones fueron detenidas 44 personas, de las que 30 han sido imputadas por los jueces, y han permitido la recuperación de 224 galgos y dos perros de caza, muchos de ellos sustraídos de diferentes municipios de España.

Su presidente, Carlos Sanz, anima a la Guardia Civil "a continuar en la misma línea de trabajo, ya que los robos son la verdadera lacra del deporte galguero y el camino no ha hecho más que comenzar".

La FEG, que ha proporcionado la logística necesaria para transportar a los perros decomisados y en estos momentos es depositaria de los animales en un lugar seguro, está en contacto con los jueces de instrucción con el fin de iniciar los trámites para la devolución de los lebreles a sus legítimos propietarios.

jueves, 23 de octubre de 2008

Lepus granatensis.

Orejona, rabona, negra, más rubia, matacán, en definitiva...la liebre. La coprotagonista de nuestro deporte, junto con los galgos. Sin ella no podemos desarrollar nuestra actividad cinegética.

Es indispensable mimarla, cuidarla, evitar correr gazapos o las que estén preñadas para asegurar su descendencia.

Esperemos que sea un buen año de liebres, y que pongan en aprietos a los lebreles con sus fintas, amagues y sobre todo buenas carreras por derecho. De sus patas y su inteligencia le va la vida


Como dice la coplilla: "A la liebre echadle dos galgos y si se va que se vaya".

viernes, 17 de octubre de 2008

Entrenamientos


Rescato este interesante artículo publicado por José Enrique Martín Manzanares en club-caza.com dedicado al entrenamiento de los galgos. Siempre es interesante aprender de estos "maestros".


Debemos tener en cuenta en el entrenamiento de nuestros galgos la manera, estilo o cadencia de sus movimientos, fijándonos en su forma de trotar y galopar, para que, de alguna forma, les obliguemos a ejercitar o trabajar las partes que menos les gusta.
El cuidado de las almohadillas es vital, pues las lesiones de éstas harán que el galgo esté parado y se retrase su puesta a punto.
Muchas veces se ven galgos que trotan de lado o en oblicuo, siendo signo de ser diestros o zurdos, según el lado hacia el que trotan, ejercitando de este modo una parte más que la otra, por lo cual van a tener muchos problemas con esa área que ejercitan menos. Pueden tener problemas de agujetas, hernias, etcétera.
Cuando veo a un galgo que me puede dar problemas, trato siempre de arreglarlo utilizando el ingenio. Por ejemplo, en los entrenamientos les voy cambiando de lugar o de compañeros hasta que consigo que trabajen todos los músculos por igual.
El peso y el lugar donde entrenan son igualmente fundamentales, pues no es lo mismo si es tierra o asfalto, un terreno duro o blando, arenoso o abrasivo, etc. Si está demasiado gordo es síntoma de poco entrenamiento o mala alimentación; por consiguiente, está sometiendo a su esqueleto a una sobrecarga que, con frecuencia, le produce malformaciones óseas o lesiones en los tendones. Por lo tanto, hay que intentar que durante la veda no engorden demasiado (pueden coger algo de peso, pero sin pasarse) para prevenir posibles problemas, y porque, además, es difícil hacerles perder peso puesto que se vuelven vagos. Debemos controlarlos, aunque es bueno, repito, que cojan algo de peso.
Cuando se entrena a un galgo hay que tener en cuenta el tipo de terreno, pues éste influirá en su desarrollo muscular.
Las almohadillas y callos de las cuatro extremidades son otro problema bastante importante que debemos controlar, pues las lesiones en estos puntos suelen ser de larga duración. Si alguna vez os habéis fijado en las almohadillas de los galgos que tienen amplios corrales donde descansar, no tienen nada que ver con las almohadillas de los galgos que están en suelos de hormigón o asfalto, puesto que son mucho más delgadas y cristalinas.
Hay que mantener las almohadillas bien hidratadas, sobre todo en verano, pues de lo contrario son muy dolorosas para un galgo (imaginad a una persona andando entre piedras con unas zapatillas muy desgastadas). Lo peor es que se desprenda el callo de la carne, porque entonces sí que hay que tenerlos parados durante veinte días o más. Todo es cuestión de fijarnos mucho en nuestros galgos y hacerles una revisión lo más frecuentemente posible. Tened en cuenta que cuanto más los conozcáis, antes podréis solucionar los posibles problemas que vayan surgiendo.
Cuando los galgos presenten su mejor forma física es el momento de darles cuantas más liebres mejor, pues correrán tras ellas todo lo que sea necesario sin escatimar esfuerzos.
¿Cuántas liebres debe correr un galgo? Yo creo que quien hace a un galgo bueno es el campo y las liebres. Pero, claro, siempre con matices, dependiendo del perro. A mayor cantidad de liebres corridas, mayores riesgos de que el galgo se “ensucie”. Pero, según mi opinión, eso no siempre es así, y tratare de explicarlo:
Cuando un galgo es muy joven, entre unos nueve y catorce meses, corren aprendiendo y aprenden a correr, igual que cuando juegan, que aprenden a pelear para forjarse una posición jerárquica mejor entre sus hermanos o compañeros. Cuando empiezan a correr, hacen lo mismo para ser el mejor dotado y el mejor cazador, teniendo así una posición superior con respecto a los demás.
Todo eso hay que potenciárselo, es decir, hay que darles liebres cuando ellos se encuentren bien físicamente, porque de esa forma no les importará correr todo lo que sea necesario. Por el contrario, si tienen agujetas, lesiones, etc., no se emplearán a fondo o tratarán de buscarse alguna maña o forma de conseguir la liebre con el menor esfuerzo posible. Por eso digo que cuando un galgo es joven carece de esta mentalidad para aprenderse las artimañas, y trata de correr todo lo posible, de poder a poder, aunque al mismo tiempo hay que tener cuidado porque son más frágiles y se pueden desengañar fácilmente.
En el mundo galguero existe la creencia de que cuantas más liebres corra un galgo más posibilidades tiene de ‘ensuciarse’...
Los galgos de más edad tienen otros problemas. Tienen los instintos más desarrollados y les es más fácil aprender que pueden conseguir el mismo resultado con menos esfuerzo. Por eso creo que estando fuertes y en forma cuando van a correr les costará menos trabajo, utilizarán menos la cabeza y siempre intentarán coger la liebre como consiguieron coger la primera, en carrera limpia, a consecuencia de la presión o incluso por el alcance del otro galgo.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El dilema de ser galguero.



Para desengrasar un poco, voy a poner un artículo escrito hace un tiempo por Oscar Hernández Zarzuelo, gran galguero, amigo y Vicepresidente del Club del Galgo Español, para que nos sirva a todos para hablar un poco de galgos y liebres, que al final es de lo que se trata.

"Desde que a principios del S.XX se empezara a utilizar este calificativo, en España, para designar a las personas que crían, cuidan y entrenan galgos, para dedicarlos a correr liebres en campo, han pasado cerca de 100 años y desde entonces muchas cosas deberían haber cambiado.

La palabra galguero no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua y por tanto personalmente pienso, que dicha palabra no es la ideal para definir a las personas que criamos y corremos galgos en campo, sino que la palabra criador o preparador, nos definiría de mejor manera, en el contexto de la sociedad y en el deporte actual. Sin embargo, voy a utilizar la palabra galguero a lo largo del artículo para intentar discernir lo que significa o conlleva para unos y para otros dentro de dicha sociedad. Ser galguero en la actualidad significa muchas cosas, buenas o malas, dependiendo de donde nos llegue la información o como se maticen los términos que conlleva la afición. Para un sector de la sociedad actual, supone maltrato, abandono o ahorcamiento, fruto de la campaña de desinformación, que algunas protectoras iniciaron a principios de los años 90, con la intención de atacar, desprestigiar y abolir la caza de liebres con galgos. La mayoría de estas protectoras bombardean a los medios sensacionalistas con un archivo de fotografías muy pequeño, de galgos que han sido maltratados o abandonados por vete a saber quién y que como siempre, desprestigia a los galgueros.¿Quién con un mínimo de sentimientos o escrúpulos, ve unas imágenes de un galgo ahorcado y permanece impasible? ¿A quién no le duele que un galgo haya sido maltratado o abandonado?. Este tipo de personas parecen tener la llave de los sentimientos y solo ellos pueden sentir repudia por este tipo de actos. Sin embargo en vez de preocuparse realmente de saber de donde proceden los galgos maltratados, quién ha sido el que realmente ha cometido ese acto bárbaro, se precipitan en fotografiar y mandar la información a la prensa, rellenando unas líneas paralelas de odio y rencor a nuestra afición.

No vamos a entrar ahora en los datos reales del SEPRONA ni en el último pronunciamiento del Parlamento Europeo, los dos muy favorables a este deporte, sino que sería mucho más provechoso que cada uno de los que compartimos esta afición o deporte hagamos examen de conciencia y veamos cuáles son nuestros defectos y nuestras virtudes.Como decíamos anteriormente, tal vez empezando por la palabra que nos define, utilizando la de criador o preparador, nos estaríamos equiparando a otras modalidades que preparan animales para el esfuerzo físico y la competición, como pueden ser los mushers o los preparadores de caballos de carreras, los cuales no saldrían muy bien parados si los empezáramos a llamar “malamuteros” o “caballeros”, como es el caso de galgueros en nuestra afición. Sin embargo la definición o etiología de una palabra no es tan relevante como el trasfondo que conlleva. Ser preparador de galgos, en este caso de campo, supone, entre otras muchas cosas, amar a los galgos de forma desorbitada y con ellos, a los dos grandes protagonistas de la escena estética que se produce en cada carrera y que no son otros que la liebre y la naturaleza, donde tiene lugar el lance.En la situación actual, los neófitos de esta afición se acercan con recelo a la misma, sufriendo una disyuntiva trivial. Por un lado se sienten atraídos por la belleza y satisfacción que supone preparar a un galgo y por otro se sienten señalados por un sector de la sociedad que te tratan como maltratador potencial. Es necesario que tanto éstos futuros aficionados, como ese sector de detractores conozcan cuál es la realidad en esta afición. Para ello, los qua la componemos, debemos hacer muchas reflexiones y planteamientos para saber dónde estamos y a dónde queremos llegar, lo que supone, conocer nuestros defectos, asimilarlos e intentar superarlos manteniendo las virtudes.

Lo primero que debemos tener muy claro es a cuál de las dos modalidades galgueras, unidas por el mismo cordón umbilical, pertenecemos. Podemos ser criadores de galgos para correr liebres en campo, sin necesidad de competir o podemos hacer lo mismo para competir con otros ejemplares de la misma raza, enmarcado en un sistema federado, regalado y constitucionalizado. Las dos modalidades son muy respetables, pero cada uno debe decidir por que modalidad se decanta. Lo que no se debe hacer es desligarse de una u otra, en función de los intereses o necesidades propias.La competición, como decíamos, está regida por el CSD, las federaciones nacionales y autonómicas y los clubes (por supuesto respetando las medidas que se tomen en cuanto a la caza se refiere por la CCAA en cuestión) , mientras que la modalidad de caza, está legislada única y exclusivamente por la CCAA que tenga competencias en medio ambiente o en su defecto por el ministerio del mismo nombre. Las dos tienen el mismo denominador común, galgos y liebres en campo, pero distintos objetivos que todos conocemos y que no es preciso narrar. Sin embargo hay aspectos que requieren un análisis que ponga en evidencia posturas, cuanto menos un poco “cómodas” de algunos aficionados. Intentaremos reflexionar sobre algunas de ellas con el deseo de que se modifiquen con prontitud.Los galgueros en general, debemos saber, que ésta es una afición cara, que empieza a parecerse cada vez más a los deportes denominados de “élite”.

Tanto si practicas una como otra modalidad (sobre todo en la competición) los gastos son muchos para poder ver correr los perros: crianza, alimentación, seguros, tarjetas, licencias, identificación, seguridad en la perrera, trasportes y correderos son algunos de los gastos que suponen y que si se suman dispensan un gasto de relevancia para cualquier mortal. Sien embargo, todavía hay “galgueros” que crían de forma poco ortodoxa a sus perros, los echan de comer los desperdicios e intentan abstenerse de todos los gastos colaterales de la afición. Este tipo de aficionados no solo suponen un alivio para nuestro deporte sino más bien una amenaza interna que nos somete una y otra vez a debate por una parte de la sociedad que nos cataloga de igual modo a todos. En segundo lugar, solemos ser aficionados poco realistas, ya no solo en las carreras que visualizamos, sino con los mismos problemas que se nos están planteando. Recuerdo hace unos meses como había un gran número de aficionados preocupados por defender y mantener vivo el deporte, pero también recuerdo con el pasotismo y desinterés con el que muchos otros se mostraban ante la misma. Va siendo hora de que despertemos y dejemos de ver la paja en el ojo ajeno, viendo en los ataques de las protectoras, algunos partidos políticos y un sector de la prensa, un problema real que requiere la ayuda de todos para abordarlo y superarlo. En tercer lugar, se hace necesario que todos cumplamos con los compromisos legislativos que se plantean en la afición y por supuesto en el deporte. La identificación de nuestros animales se hace fundamental en la lucha contra los robos que sufrimos, auténtica lacra galguera, confiando en el tatuaje y el microchip como baluartes para la recuperación de los animales sustraídos.En cuarto lugar me gustaría destacar el “rencor” o mejor dicho el desinterés que algunos aficionados han mostrado hacia los entes federativos de la competición. A ellos les diría que dichos organismos son los que han promovido, desarrollado y actualizado la defensa de los intereses de todos los que corremos galgos en campo.

Las Consejerías de Medio Ambiente, ocupadas temporalmente por diferentes partidos políticos, no van a defender nuestro deporte de forma indefinida, más aún si dichas consejerías son ocupadas algún día por los partidos políticos que la intentan abolir. Dicho esto, parece interesante, que confiemos, ayudemos, y respetemos a los órganos federativos que nos representan como base sólida de una afición que queremos que perdure en el tiempo.La oportunidad que me brinda este anuario, la he querido aprovechar para hacer un breve repaso a la actualidad de esta afición, con el único objetivo de abrir los ojos a todos los aficionados y con la esperanza de que todos podamos tirar de la cuerda en el mismo sentido algún día no muy lejano.Con el respeto y admiración que me merecen todos los galgueros de bien, me despido con el único deseo de que todos, podamos disfrutar largo y tendido de esta heroína que es la caza de liebres con galgo y su competición."